miércoles, 7 de enero de 2009

07.01 El hombre en busca de sí mismo

Lee la Palabra

Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Filipenses 2:1-11 (NVI)


Reflexiona la Palabra

Tenemos un Dios poderoso. Un Dios que ha hecho todo lo que conocemos, un Dios que ha hecho todo lo que tenemos a nuestro alrededor, un Dios que nos ha hecho a nosotros. Sin ninguna necesidad, sin pedirnos nada a cambio, lo ha hecho por puro amor, porque él es amor y vive en amor.

Pero tenemos un Dios humilde. El primer acto de humildad fue el de crearnos y el de revelarse. Es un Dios que no se ha quedado para sí mismo. Un Dios que, por amor, nos ha creado, y por amor nos ha hablado. Pero el hombre no le escuchó. Aún así quiso mostrarnos un camino, una guía. Se hizo hombre para estar con nosotros, para que su Palabra no fuera sólo la inspiración, para que su encuentro con el hombre no fuera sólo ocasional. Vivió entre nosotros.

Y el amor y la humildad de Dios se hicieron carne. Jesús ha sido el mayor ejemplo de humildad que ha habido sobre la Tierra. Dios nació en un establo, en un lugar que apestaba a estiércol de ganado. Dios nació en Belén, en un lugar menospreciado por los judíos. Dios nació de una Virgen, tanto es así que muchos creyeron que era hijo ilegítimo, una de las peores condiciones sociales que podría tener un israelita. Dios vivió sin bienes materiales, ¡El Rey de Reyes era pobre en bienes!. Dios rehuyó de sus derechos y libertades, ¡Aquél que todo lo puede decidió no tener derechos y someterse!. Dios decidió renunciar a su vida por nosotros, ¡El que tiene el poder sobre la vida y la muerte!. Dios decidió morir de la peor forma que se podía morir en tiempos del Imperio Romano, en cruz, y no con los grandes funerales que se ofrecían a los monarcas.

Dios nos pide humildad. Pero nosotros somos demasiado orgullosos para ser humildes.

Hoy en día, humildad es sinónimo de cobardía. Pero ¡Hay que ser muy valiente, demasiado valiente, en nuestro mundo, para ser, deliberadamente humilde! Ahí está la recompensa del que mucho sabe, ahí está la recompensa del que mucho tiene, ahí está la recompensa del que mucho puede, en rebajarse de ser sabio a ser ignorante ante los demás; de rebajarse de ser rico a ser pobre ante los demás; de rebajarse de ser poderoso a ser siervo ante los demás.

Dios nos pide que antepongamos a los demás. Pero nosotros somos demasiado egoístas para pensar en nuestros hermanos.

Nos olvidamos demasiado frecuentemente que el ego es lo que ha provocado la violencia en el mundo a lo largo de la historia. Muchos, interesadamente, han culpado a las religiones de las guerras y los conflictos, pero olvidan que lo que han hecho muchos líderes, tanto políticos como religiosos, es utilizar la fe del pueblo al servicio de su ego. ¡El ego es el que provoca el egoísmo y la visión del otro como enemigo!.

Pero el mensaje cristiano es, precisamente, una renuncia al yo. El yo es lo que ha provocado los grandes conflictos, pero también los conflictos cotidianos, en nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo en la sociedad. Hemos convertido a la sociedad en un campo de batalla en el que luchan egos por sobresalir.

Pero el yo también provoca los grandes conflictos interiores del ser humano ¿Qué es el yo?, ¿Quién soy yo? Nos preguntamos sin hallar respuesta. ¿Somos lo que hablamos? ¿Somos lo que la experiencia nos ha hecho ser? ¿somos lo que nuestra familia nos ha condicionado? ¿Somos lo que el mundo exterior nos limita?. Pero en nuestro interior ¿qué es lo que somos? ¿Quiénes éramos antes de poder hablar, de que nuestra familia o el exterior pudiera influir de forma definitiva en nuestro modelaje?.

Ese es el yo verdadero que buscamos. La única conclusión que podemos sacar es que venimos del Padre, que somos en el Padre. Todo lo demás está de más.

Ahora podemos escoger agradarnos a nosotros mismo, a vivir esclavos del espejo y de la aprobación de los demás, o permanecer en Dios y vivir en el agradecimiento del otro. Darse a los demás, amar a los demás, seguir al Cristo.

Tiempo de oración

Padre celestial, confieso que tengo intenciones ocultas de ambición egoísta y orgullo vano. Reconozco que mi corazón todavía procura lo suyo. ¡Perdóname, Señor! Reemplaza mi egoísmo con la abnegación de Cristo que entregó su vida por mí. Cambia mis ambiciones con la actitud de Cristo que voluntariamente tomó la naturaleza de siervo. Enséñame a amar y vivir como lo hizo Jesús. Así como Cristo se hizo semejante a los seres humanos, que yo también sea transformado a semejanza de Cristo. Amén.

Tiempo de meditación

Pon el video musical y medita, en silencio y con los ojos cerrados, la Palabra de Dios de hoy. Hoy te presento una bella canción coreana titulada ‘Rey de la humildad’ en referencia a Jesucristo. Por mucho que lo haya intentado ¡no he podido conseguir la letra. Así que disfruta de la música mientras meditas.

¡Entra en acción!

Ser ejemplo de humildad y que te recompensen, te admiren, y te sigan por ello es difícil en nuestra cultura. ¿Te has encontrado a veces tentad@ a darle gran, y hasta el máximo, valor a la riqueza, el glamour, el poder o el prestigio? ¿Has querido alcanzar tanto esa meta que has estado dispuest@ a subestimar o pisotear a otra persona?. Trabajar nuestra humildad es un ejercicio permanente que toda persona cristiana debe realizar diariamente. Para desarrollarla lo podemos hacer, con la ayuda del Espíritu Santo, y la guía de la Palabra de Dios en la Biblia (Stg 4:10):

1) Cuando perdonamos (Col 3:12-13). Pregúntate a ti mismo: ¿Qué tan buen@ soy para perdonar? Debido a que hay un vínculo experimental entre la humildad y el perdón, puedes medir indirectamente tu «cociente de humildad» de acuerdo a la prontitud y la capacidad para perdonar a los demás por los errores cometidos contra ti y otras personas. ¿Mantienes cuentas cortas o guardas tus resentimientos por mucho tiempo?

2) Cuando nos preguntamos ¿Cuál es mi lugar en el mundo? (Fil 2:3). Escribe una valoración sincera. Incluye las contribuciones que haces, los factores que limitan que hagas cambios por ti mism@, y una lista de personas que necesitas en tu vida. No olvides a aquellas personas que te empujan a hacer cosas de las que después te arrepientes, o aquellas cuyas discapacidades o enfermedades prueban tu paciencia o inspiran tu vida.

3) Cuando nos preguntamos ¿Las personas se sienten amenazadas por mi? (Lc 18:9-14). La gente se siente menos amenazada con las personas humildes; el comportamiento jactancioso y arrogante produce desaprobación social.

4) Cuando recordamos nuestros errores (2Cr 7:14; Sal 51). Los expertos nos dicen que las personas son notablemente exitosas al recordar sus propios aciertos mientras tienden a culpar de sus faltas a los demás. Las personas humildes reconocen sus faltas. Lee la oración del rey David en 2S 7:18-29.

5) Cuando estamos dispuestos a permitir que Dios sea Dios (Sal 25:9; Mi 6:8). Reconocer la supremacía de Dios en todas las cosas.

Palabra para llevar contigo

¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros? Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.» Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará. Hermanos, no hablen mal unos de otros. Si alguien habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez. No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?.

Santiago 4:1-10 (NVI)


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Los versículos están sacados de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional™. NVI™ Copyright © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.

La oración está extraída de la Biblia de Adoración Maranatha! Copyright ©1991 Editorial Vida, y el apartado ‘Entra en acción’ está extraído de la Biblia de Estudio Fe en Acción Copyright ©2008 Editorial Caribe.

‘A solas con el padre’ está basado en el devocional de la Iglesia Metodista Unida ‘El Aposento Alto’. Puedes visitar su página web en: http://www.upperroom.org/elaposentoalto/

Este devocionario sigue una línea cristiana, protestante y metodista wesleyana. En España tienes dos iglesias de raíz wesleyana. La Iglesia Metodista ubicada en Barcelona, Sant Cugat del Vallès y Girona; y la Iglesia del Nazareno que está en Madrid. Si quieres saber más puedes visitar sus páginas web: http://www.metodista.es y http://www.nazmadrid.org/

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